Pesquisador visitante do CDMF concede entrevista para jornal argentino

Entrevista destaca parceria na pesquisa e inovação entre Argentina e Brasil

O jornal argentino “El Eco” publicou em sua edição de hoje (6/6) uma entrevista com Miguel Ponce, professor da Universidad Nacional de Mar del Plata e pesquisador do CONICET, destacando as pesquisas que têm sido desenvolvidas em parceria com o Centro de Desenvolvimento de Materiais Funcionais (CDMF), onde Ponce atua como pesquisador visitante com apoio da Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (Fapesp).

Na entrevista, o pesquisador fala, entre outros assuntos sobre a parceria de pesquisa entre Argentina e Brasil e sobre os sensores de gás que poderão ser aplicados em dispositivos para detecção e interrupção do fluxo de gases como o monóxido de carbono e o metano. Confira:

El tandilense que desarrolló un sistema para detectar pérdidas de gas apuntó a avanzar en la prevención

El doctor Miguel Ponce, investigador del Conicet, trabaja en Brasil para seguir desarrollando un sistema que detecta la presencia de gases tóxicos y explosivos en el ambiente. Esta tecnología contribuye a evitar muertes por intoxicación con monóxido de carbono y explosión de metano en los hogares. Se espera la adecuación tecnológica y legislativa para que pueda implementarse en el país.

El tandilense Miguel Ponce es doctor en Ciencias de los Materiales e investigador del Conicet. Antes se graduó como licenciado  química en la Universidad Nacional de Mar del Plata y egresó con el título de técnico químico de la Escuela Técnica 2 de la ciudad, a la que recuerda con mucho cariño.

En el Intema (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales) que funciona en la vecina localidad balnearia y depende del Conicet y la UNMdP, desarrolló una llave de corte que actúa ante la presencia de gases tóxicos y explosivos como el monóxido de carbono y el gas metano, hecho que fue noticia en estas páginas en 2018.

Tras pasar casi un año en Brasil como investigador visitante especial de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (Fapesp), en la Universidad Federal de Sao Carlos, conversó con El Eco de Tandil sobre los avances del sistema, su aplicación y la situación que atraviesa la comunidad científica argentina frente al desfinanciamiento del sector.

-¿Cómo funciona el dispositivo creado por usted y su equipo?

-Lo que se hizo fue un diseño que permite detectar cuando hay emanación de monóxido de carbono por una mala combustión. Hay dos tipos de sensores, uno que es de metano y otro de monóxido. En el instante en que se produce una mala combustión actúa el sensor de monóxido y corta el ingreso de gas. Lo mismo acontecería si ocurre una pérdida de gas metano. Los sistemas están diseñados en un prototipo comercial que puede ser instalado en dos minutos en cualquier artefacto de gas y se pueden conectar  a los dispositivos telefónicos, para avisar con anticipación si hay una pérdida de gas metano o si se está generando monóxido de carbono en el ambiente. El sistema corta automáticamente la combustión cuando hay monóxido.

-¿Cuál fue la génesis de este proyecto?

-El desarrollo del sistema empezó en 2003 y desde entonces hubo una adecuación a la tecnología, que derivó en una nueva generación  de llaves de corte que fue desarrollada en parte en Brasil, y cuya patente será coparticipada entre ambos países, debido al interés que el tema suscitó  por la alta recurrencia de este tipo de accidentes, vinculados a fugas de gases.

-¿Qué se necesita para garantizar su factibilidad comercial?

-El sistema está terminado pero cualquier desarrollo tecnológico nuevo tarda en adecuar la ley y la normativa para entrar en el mercado. Falta la adecuación  tecnológica y adecuar la normativa al avance tecnológico, lo cual es complicado en Argentina, sobre todo cuando hablamos de colocar los sistemas electrónicos  en aparatos  de gas domésticos que funcionan con partes de metalmecánica. Se propuso, así como existe una sonda lambda de escape en los automóviles, poder tener un dispositivo semejante  en los hogares, es una cuestión lógica.

En septiembre del año pasado varios diputados se acercaron para ver qué se podía hacer al respecto y nos reunimos, también habíamos tenidos algunos encuentros con el Enargas, pero las compañías no estaban dispuestas a hacer la adecuación de los artefactos. Ahora me reuniré con los legisladores para ver cómo está avanzando el trabajo en el Congreso.

La ciencia en Argentina 

-¿Cómo ves el complejo escenario que atraviesa el sistema científico argentino y sus organismos?

-Para contextualizar, en este año que estuve afuera se desarmó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, por ejemplo. He visto el deterioro y la falta gradual de material en el Intema de Mar del Plata. Percibí los recortes que hubo tanto en el Conicet como en la educación pública.

En el caso del Intema recién este año hubo un desembolso de dinero para proyectos que pedimos en 2017. Los equipamientos están en dólares y con la  devaluación no es posible  comprar ni la mitad de lo que estaba asignado  los desembolsos son graduales y recortados, las partidas presupuestarias  se van dosificando.  Lo que se termina haciendo es rellenar huecos  de tecnología de punta, no se puede hacer tecnología de avance de primera.

-¿De qué incidió el recorte presupuestario en la investigación de su equipo?  

En la Fapesp (Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo), en Brasil, estoy en un laboratorio de primer mundo, con libertades para trabajar y una beca personal de recursos con la que puedo comprar materiales para el laboratorio de Mar del Plata. Mi aceptación de trabajar afuera era para continuar con el desarrollo de la ciencia básica.

La ciencia  aplicada te pone el producto ya listo para comercializar,  pero cuando hacemos ciencia básica necesitamos equipos que valen millones de dólares, en Argentina no los tenemos. Competir contra eso en un mercado que avanza tecnológicamente tan rápido es muy difícil. Algunas patentes están coparticipadas con el estado de San Pablo, con la Fapesp, la universidad y otras entidades, y serán desarrolladas allá, porque las mejoras se lograron a partir del préstamo de equipamiento y de fondos que aportaron desde Brasil.

-¿Cómo se puede hacer frente a esta coyuntura?

-Podés estar en Argentina trabajando para otros países, los científicos  no necesitan irse para que ese capital de conocimiento  se fugue.

En el Intema tenemos fluidez de intercambio de investigadores, los equipos que usamos son equipos de Brasil que acá no tenemos. Pero en Tandil hay un equipo de aniquilación de positrones en el Ifimat (Instituto de Física de los Materiales) en el Campus de la Unicen que sirve para hacer seguimiento de lo que pasa a nivel atómico, esto interesa mucho en Brasil. Tratamos de adecuar lo mejor posible en nuestro país  y tomar las posibilidades que nos dan afuera para avanzar.

-¿Cómo seguirán las investigaciones? ¿Qué pasará con este dispositivo de corte y de alarma?   

-Me gustaría volver a Argentina y quedarme en Tandil, pero tengo que seguir avanzando en los desarrollos, vale la pena el sacrificio. Hicimos un sistema que adoptó Mar del Plata para detectar gas metano monóxido de carbono que está georeferenciado, entonces le avisa a una central que hay pérdida de gas y marca dónde está la pérdida. Además, en tu teléfono tendrías un sistema de prevención, una alarma, no corta la combustión como en el caso de la llave pero es una herramienta de prevención.

Logramos avances de las llaves de corte de gas para que sean  más rápidas y  con tecnología nanométrica que no se puede desarrollar acá, el diseño y los prototipos se hacen en Brasil y se manda a ensamblar a  Japón o Inglaterra. Se hizo el pedido de patentamiento en el Conicet pero desde el organismo alegaron que no revestía novedad. El Reino Unido  patentó algo similar a comienzos de año, lo que me puso contento porque quiere decir que estábamos encaminados.

El año pasado, el diseño del aparato del celular fue a raíz del caso de la escuela de Moreno (la vicedirectora y un auxiliar murieron víctimas de una explosión producto de una pérdida de gas). Nos reunimos con el secretario de Infraestructura del Ministerio de Educación de la Nación porque estaban interesados  en adquirir la tecnología para aplicar en 13.000 escuelas del país, pero no teníamos quién lo fabricara, querían colocarlo en el Presupuesto 2019 para tener un medidor en cada escuela. Al no tener recursos avanzamos con eso en Brasil. Por otro lado, el Municipio de Mar del Plata hizo un acuerdo con el Conicet para el desarrollo de 10 prototipos para efectuar  mediciones de esta índole  en la vecina ciudad.

-¿Qué se necesita,, además de la tecnología, para evitar que se sigan produciendo muertes por intoxicación o explosiones?

-Lo importante es evitar que siga intoxicando gente, hay que hacer  campañas de concientización, educación y prevención. Los mejores dispositivos no sirven si no se respetan ciertas reglas: revisión periódica de los artefactos, verificar que cumplan la normativa vigente y que los instale un gasista matriculado. Hay que trabajar mucho en la educación  a todo nivel.

Accidentes por fuga gas

Dos casos acontecidos en los últimos días cobraron notoriedad pública. El domingo último dos jóvenes de 16 y 18 años fueron hallados  sin vida en una vivienda del Barrio Villa Riel, en la localidad de Benito Juárez, por causas que deben  establecerse pero que en un primer momento arroja que se trataría de inhalación de monóxido de carbono.

El lunes un  joven de 19 años sufrió severas heridas tras una explosión por fuga de gas en su departamento emplazado en el complejo habitacional de Belgrano 857. La víctima advirtió previamente  olor a gas pero no le dio mayor importancia. Salió alrededor de las 16 de su hogar para rendir un parcial y al regresar intentó encender una hornalla, lo que desencadenó la explosión que devino en el incendio del lugar y lo dejó en grave estado.

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